-. Por la vida contento voy,saboreando el rico...

..,si gente, Mantecol.
Algunos recuerdan cuando en el barrio de Monte Castro, los vecinos decían “nos encontramos en Segurola y Elpidio Gonzalez donde esta Mantecol” (hoy terreno que ocupa el hipermercado Coto).

Todo había comenzado en Grecia, su tierra de origen, donde se lo conoce como jalvá, una golosina hecha con pasta de maní y azúcar. En la Argentina, el jalvá es el Mantecol. Lo patentó Miguel Georgalos hace más de 60 años y nació hace 69 años en éste barrio porteño.

Miguel Georgalos puso su primera fábrica en 1939, en esa esquina barrial. Tenía 25 años, hacía menos de dos que había llegado desde Grecia y no hablaba castellano. Pero intuyó que la tradición repostera de su tierra natal iba a "prender" en Buenos Aires. Sin embargo, testimonios de vecinos adyacentes a Av. Lope de Vega y Jonte comentan que en realidad el invento fue de una persona de origen oriental que hacía esta “pasta dulce de maní” en forma casera en el barrio y el Sr. Georgalos le compró la fórmula a módico precio para poder patentarla y comercializar esta golosina. De todas maneras, estaba en la pista correcta, igual que su compatriota Demetrio Elíades, quien un año antes había abierto una confitería en Mar del Plata: Havanna.

La marca protagonizó uno de los hitos publicitarios de los años 60, cuando un dibujo animado de una exótica barra de amigos atravesó las pantallas de los televisores simulando un trencito, mientras cantaban un jingle tan pegadizo que aún hoy se recuerda: "Por la vida contento voy, saboreando el rico Mantecol".

En el año 2001 una multinacional Cadbury Stani, filial de la inglesa Cadbury Schweppes compraron la marca Mantecol por 25 millones de dólares. Los hijos de Georgalos aceptaron la oferta. Con esos fondos sanearon la empresa para relanzar la empresa con su marca Georgalos que comercializa productos confitados de maní, crocantes, turrones, etc.

En 1992, con la convertibilidad en marcha, la empresa encaró su expansión al Brasil. Firmó un convenio con Lacta y tomó deuda en el mercado para construir una gran planta en Río Segundo. Llegó a tener 1.500 empleados. Pero cuando todo estaba dispuesto, llegó el efecto tequila:

los bancos exigieron la cancelación anticipada de los créditos antes de que Lacta pudiera distribuir un solo Mantecol en Brasil.

Georgalos llegó a deber casi US$ 60 millones y tuvo que pedir el concurso en 1995. Sus ventas anuales, en ese momento eran de $ 40 millones, con el Mantecol a la cabeza, ya que sólo esa marca facturabá entre 12 y 13 millones. Según la consultora Claves, actualmente Mantecol es el único de su género. No tiene competidores.

Hasta la próxima ,
Arq. Luis Romo.

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